26/9/18

Relato: Culpable de amar.


¡Hola amores!. Hoy os traigo un nuevo relato que tengo escrito desde hace bastante tiempo espero que os guste.




“Culpable de amar”

¡Santo cielo! ¡Me he quedado dormida! Me digo mientras miro el despertador con ganas de asesinarlo. A ver como se lo explico a mi querida y compresiva jefa. Como impulsada por un resorte me levanto muy enfadada y eso que no son ni las siete y media de la mañana. Corro hacia la ducha y mentalmente me digo que tengo que pensar una buena excusa. Elena piensa, porque esa bruja me va a dar un día que no olvidaré mientras viva. Entro en la ducha imagino mil excusas, pero esta mujer parece tener un radar para saber si sus empleados dicen estamos diciendo la verdad o tomándole el pelo. Corro como una loca por todo mi piso, que está situado en el Puerto de la Cruz. Tiene cincuenta y cinco metros cuadrados, vamos como una ratonera, pero no me quejo ya que me gusta y vivo sola. Me pongo un pantalón gris a rayas, con una blusa blanca y me calzo unos zapatos negros de aguja, me seco el pelo y me hago un recogido que me favorece.

            Voy hacía mi coche, un Ford Fiesta de dos puertas que está aparcado no muy lejos de donde vivo. Me subo, coloco todo lo que llevo en el asiento del copiloto, mi bolso, carpetas etc. Introduzco las llaves en el contacto, por un momento hecho de menos algo ¡La música! Cojo de mi guantera un Cd del cantante colombiano Juanes, comienza a sonar la canción “¡A dios le pido!” me echo a reír sin más y pienso que en este momento es muy apropiada, me pongo en marcha tarareando la canción de camino al trabajo.

            Trabajo para una compañía de publicidad cuya sede está en Nueva York. En Canarias tiene dos sucursales pequeñas, una en la Isla de Tenerife y la otra en las Palmas.

            Llego hasta la oficina situada en S/C de Tenerife, entro en el Parking y dejo mi coche en la plaza que tengo destinada para mí. Salgo con rapidez y me dirijo al ascensor, marco el número de mi oficina y cuando voy a salir corriendo, mi cuerpo se frena en seco, ¿Pero que pasa aquí? Mis compañeros parecen agobiados y mi jefa fuera de sí. Entro despacio, mirando atónita lo que pasa. Me acomodo en mi mesa y observo como mi jefa me mira mientras me hace señas para que me acerque  a ella, me levanto y me dirijo hacia ella con mi mejor sonrisa.

            -Buenos días Señora Torres, ¿En qué puedo ayudarla?

            -Señorita Ruiz, prepare la sala de juntas para la reunión que tendrá lugar en una hora.

            Vaya ni los buenos días, aquí pasa algo pero mejor será que me concentre y realice la tarea que me encomendó. Me dirijo hacia la sala de juntas y compruebo que todo esté preparado y en orden, son las diez y media de la mañana cuando veo movimiento de gente que no conozco, tengo un mal pálpito de que algo va cambiar.

            Hombres vestidos de trajes caros hacen su aparición en la sala de juntas, miro embobada los trajes y me digo que por lo menos cada uno de ellos deben rondar más de mil euros, mientras me fijo en cada uno de ellos, veo a un hombre más joven comparado con los demás que deben rondar más de cuarenta años. Le observo, no debe tener más de treinta años y tiene un porte impresionante, sigo con la mirada todos sus movimientos y parece nervioso. No hace más que llevar sus manos a su pelo de color negro, no para de sonreír cuando se dispone a saludar a las personas presentes. Lo veo llegar hasta la Señora Torres y ésta cordialmente le da la bienvenida pero no en español sino en inglés.

            Oigo a lo lejos como si alguien se dirigieran a mí, pero estoy ensimismada que no me percatado de que mi jefa me está llamando delante de todos los ejecutivos, cuando soy consiente veo que todos me miran y no sé si responder o seguir callada, estoy muerta de vergüenza y ahora soy incapaz decir nada. Respiro hondo, me dirijo a mi jefa y ésta me mira como si fuese de otro planeta.

            -Disculpe Señora Torres.

            En ese momento se dirige a mí con una petición para traer lo antes posible una botella de agua mineral. Salgo de la sala de juntas sin ser capaz de mirar ¡Hoy no es mi día!

            Cuando regreso con el agua mineral, la reunión ya ha comenzado, estoy de pie mientras ellos hablan de balances y todavía no entiendo el motivo de dicha reunión, será porque algunos hablan en español y cuando las cosas se ponen tensas hablan en un acalorado inglés, por lo que no entiendo mucho ya que este idioma se me resiste.
            Dos horas más tarde, dan por finalizada la reunión y todos se saludan afectuosamente. En ese preciso momento, se acerca mi jefa, cuando me giro veo frente a mí a un dios griego, si de lejos me impresionaba, de cerca me quedo hipnotizada por esa mirada azul cielo, cuando quiero darme cuenta oigo un carraspeo, miro como el hombre en cuestión sonríe como si yo fuese tonta, será cretino. Miro muy seriamente a mi jefa que también está disfrutando del show.

            -Disculpe ¿En qué puedo ayudarla Señora Torres?

            -Señorita Ruiz, enseñe al señor Harris nuestras oficinas y una vez acabe, conteste a sus preguntas.

            Sin más se da la vuelta y se va. Yo tengo que asimilar que tengo que mostrarle la oficina que no me parece mal, pero lo malo será cuando me pregunte y tenga que contestarle, ya que no hablo inglés. Me giro y lo miro como si no supiese en lo que estoy pensando a no ser que pueda leer la mente. Le hago señas para que me acompañe el cuál parece que me entiende y me sigue ¿Y ahora qué?

            Mientras nos dirigimos al departamento contable, ninguno de los dos dice nada y cada vez estoy más nerviosa, oigo como si alguien hablara conmigo, me giro y la sorpresa es mayúscula. Me paro en seco y sin poder evitarlo tropieza conmigo y ambos caemos al suelo. Sin poder evitarlo nos quedamos mirando, no puedo dejar de mirar sus ojos, su boca, es guapísimo me digo, mientras el me susurra algo al oído.

            -Sorry Miss- Me repite

            La gente viene en nuestra ayuda o más bien en la de él, porque yo sigo en el suelo. ¡Qué bochorno! Me digo mientras oigo las risas de algunas de mis compañeras, ya podrían reírse cuando este de pie y pueda defenderme. De repente alguien coge mi mano fuerte y tira de mí, noto como una corriente recorre todo mi cuerpo y hace que me sofoque. Una vez de pie compruebo que se trata del Señor Harris, es él quien me ayudado a incorporarme. Mi cuerpo tiembla y sin más salgo hacia el baño porque necesito serenarme, me lavo la cara con agua, intento reaccionar, pero no puedo. Solo pienso en su olor, en sus ojos, esa boca, en su cuerpo, en todo él.

            -¡Basta Elena! – grito desesperada no eres una adolescente, en mi cabeza regresan fantasmas de mi pasado. Respira y relájate, tienes que volver y pedir disculpas por tu comportamiento tan poco profesional, espero no haber creado una impresión equivocada de mí al Señor Harris. Salgo del baño y me dirijo lo más rápido que puedo hacia el departamento contable, mientras camino recuerdo las palabras que me susurraba al oído el Señor Harris, pero no lo ha dicho en español. Si no fuese porque ahora mismo no me puedo permitirme tener más gastos, me gustaría aprender inglés comercial, como decía una profesora que tuve “El saber no ocupa lugar”
            Sin darme cuenta llego al departamento contable, pero el Señor Harris no está. Los chicos me saludan cuando veo de repente a Alejandro, que trabaja como contable para la empresa hace más de cinco años. Es hombre encantador y guapísimo, tiene unos ojos verdes, es atlético y vamos que no me extraña que más de una este suspirando por él, sin ir más lejos mi jefa.

            -Hola Elena, ¿Qué me cuentas?- Me dice con una sonrisilla en la cara.

            -Perdona Alejandro pero ahora llevo prisa y no tengo tiempo para contar tonterías – Sin darle tiempo a contestarme me giro y me dirijo al despacho de mi jefa.

            Entro en el despacho y me dirijo a ella directamente.
            -Señora Torres perdóneme por mi comportamiento, que ni yo misma me reconozco, sé que no debí salir corriendo de esa manera, pero estaba avergonzada por lo sucedido con el Señor Harris- Mi jefa me mira y yo no puedo parar de decir lo apenada que me encuentro.

            -Señorita Ruiz, debería llamara la puerta  antes de entrar en mi despacho de esa manera, ya que podría no estar sola. Miro hacia atrás y por poco me da un infarto cuando veo  sentado en el sofá al Señor Harris con una sonrisa de oreja a oreja, a mi dios griego particular. ¡Lo ha escuchado todo!

Pero me quedo pensativa un momento y recuerdo que solo habla inglés, en ese preciso momento lo mira y esta vez soy yo la que tiene una sonrisa en la cara. El Señor Harris se incorpora inmediatamente y veo que se acerca, vaya movimientos de caderas me digo mientras lo veo acercándose a nosotras, pero no me dado cuenta que el comentario lo he dicho en voz alta. Ahora mismo pediría que se abrirá la tierra debajo de mis pies y me llevase con ella, pero que me pasa hoy que no hago nada a derechas. Levanto la mirada hacia el techo.

            -Señora Torres ha sido un placer conocerla, nos mantendremos en contacto antes de mi viaje a Nueva York. Se estrechan las manos cuando veo que se gira hacia mí y me da un apretón de manos y otra vez siento como si estuviésemos conectados porque mi cuerpo reacciona de una manera que me hace sentir vulnerable, no puedo dejar de mirándolo como una boba.

            -Encantado de conocerla Señorita Ruiz. – en ese preciso momento mi jefa me dice que lo acompañe hasta el coche.

            Nos dirigimos hacia el pasillo que nos lleva al ascensor, esperamos a que se abra, pero ambos estamos en silencio. Yo le miro de reojo y solo puedo pensar en las cosas que me gustaría hacer con él y no precisamente trabajo, sin darme cuenta suspiro y veo que se me queda mirando, en ese momento se abren las puertas del ascensor ¡Salvada por la campana!

            Entramos y cuando voy a darle a la planta donde está el coche que no puede ser otro que el parking, noto un calor intenso que proviene de mi mano.

            -Señorita Ruiz, ¿Me acompañaría a tomar un café? – Me quedo como una boba mirándole y más le vale que retire su mano tan bien cuidada de la mía, soy capaz de tirar de él y llevarlo al otro extremo del ascensor.- ¡Ahí que voy a perder el poco control que aún conservo ¡
            -Tengo mucho trabajo Señor Harris, la Señora Torres me está esperando y mientras digo mi discurso de una mujer responsable, noto como el calor de mi mano ha desaparecido. Me mira fijamente a los ojos y sin más me estrecha contra su cuerpo. Ahora ya no solo hace calor, sino que creo que no puedo respirar y oigo como me susurra en mi oído.-¡Me quemo!
No sé lo que me habrá dicho pero cuando lo miro tiene una sonrisa de pícaro y por ahí sí que no paso.

            -Le doy un empujón y sin querer acaba al otro extremo del ascensor, cuando lo mira esa sonrisa ya ha desaparecido y tiene una cara como que no entendiese mi comportamiento.

            -Señor Harris, no le consiento a nadie que se tome esas confianzas hacia mi persona. Me voy acercándome mientras le digo todo lo que pienso y cuando lo tengo delante de mí, tiro lo más fuerte que puedo por la solapas de su chaqueta y lo atraigo hacía mí y lo beso. Rozo sus labios suaves y me retiro hacia atrás, sin apenas darme tiempo de reaccionar se abren las puertas del ascensor y veo como el Señor Harris se dirige a la salida, pero de repente se para en seco y retrocede, me coge de la mano fuerte y tira de mí.

            -¿Se puede saber es lo que hace Señor Harris? – Estoy en horas de trabajo, por favor deje de tirar de mí.
Escucho un gruñido y sin más se gira para quedar frente de mí.

            -Solo le he pedido que me acompañara a tomar un café no que me besara como lo ha hecho.
Veo como me mira lleno de ira y me siento avergonzada, pero ni yo misma entiendo la forma de comportarme hace escasos minutos, pero en que estaba pensando, es él mandamás por dios. Hoy me voy directa a hacer cola en el paro y más con la crisis que ahí.

            -¡Discúlpeme! –Le digo mientras veo como se dirige a un coche aparcado y sin pensármelo lo sigo. Cuando llego hasta él, se gira y tira de nuevo de mí y estamos como hace unos minutos en el ascensor, pero tengo el cuerpo en tensión y él se ha dado cuenta, por lo que hace que lo mire a la cara.

            -¿Podríamos tomarnos un café? ¡Por favor! –Sin que piense que voy con otras intenciones, si le preocupa lo que diga la Señora Torres ahora mismo la llamo y le aseguro que no habrá ningún problema.
             -¿Qué me dices?

             -Conozco una cafetería genial y lo mejor no está muy lejos de aquí.
Veo como se ríe y no puedo evitar hacerlo yo también, que sonrisa más preciosa.

            -Nos subimos al coche, el Señor Harris me abre la puerta muy gentilmente y me deja pasar. Mientras me acomodo miro el impresionante interior del coche, vaya la verdad que aquí se podría hacer de todo teniendo en cuenta que es un BMW M3 gris metalizado de cuatro puertas. ¡IMPRESIONANTE!

            -Ya adentrados en la carretera le doy la dirección al chofer, es una pequeña cafetería que suelo frecuentar a menudo, está situada en el paseo marítimo de Santa Cruz. Yo sigo mirando el interior del coche, cuando noto un aliento cálido en mi cuello que me hace reaccionar al momento.
Me giro y cuando quiero darme cuenta los dos estamos a escasos centímetros, de su boca con la mía. Nos miramos y sin poder evitarlo me muerdo el labio inferior, cosa que me ocurre cuando estoy nerviosa.

            -¡Qué calor hace! –le digo sin más, cuando lleva sus manos a mi rostro y toca mis labios con el dedo pulgar, veo como mi respiración comienza acelerarse y creo que no soy la única porque la suya está igual.
De repente se detiene el coche y ambos sabemos que hemos llegado. Nos bajamos y nos dirigimos a la cafetería. Tenemos suerte y cogemos una mesa y nos sentamos sin decirnos nada.

            Cuando llevamos poco tiempo sentados aparece una camarera para tomar nota de nuestro pedido.

            -Buenos días ¿Qué desean tomar? - Nos dice Lucía que me guiña un ojo cuando me ve.

            -Café solo y sin azúcar. –Lo dice de una manera seca y sin dar los buenos días, menudo pijo.

            -Yo tomare lo de siempre Lucía, gracias. –Le guiño el ojo a Lucía mientras veo que se va hacia la barra.
Seguimos sin hablar y esto me hace sentir incomoda por lo que decido ir al servicio.

            -Disculpe vuelvo en un momento Señor Harris.-Me levanto y me dirijo hacia los servicios, mientras estoy en el servicio pienso en lo que ha sucedido y no entiendo su comportamiento, pero tampoco entiendo el mío.

            Cuando regreso me encuentro que ya han traído lo que hemos pedido, genial tengo hambre. Me siento y me tomo un batido natural de papaya y naranja acompañada por una magdalena.

            -Señor Harris, ¿Cómo se llama?-Le suelto sin más y veo como me mira muy serio.

            -¿Le interesa mucho saber mi nombre?-Me lo dice de manera en la que veo que está riéndose a mi costa.

            Me incorporo rápidamente, pido la cuenta y pago. El me mira con una expresión de sorprendido y de enfado. Me dirijo hacia él y sin más me quedo mirándole muy fijamente.

            -Señor Harris llevo mucha prisa, ya se ha tomado su café, por lo que me voy de vuelta a la oficina ya que necesito trabajar para ganarme la vida y pagar mi alquiler de mi casa, entre otras tantas cosas ya que no tengo unos padres ricos que se hagan cargos de mis gastos, en fin los hay con suerte.

            Salgo a toda prisa, paro el primer taxi para regresar a mi trabajo. Una vez dentro del taxi me giro y lo veo en la puerta de la cafetería con cara de pocos amigos.


            Ya han pasado cuatros días que deje plantado en la cafetería al señor Harris. No hay minuto ni hora en la que no piense en él, no hago más que recordar cuando estábamos en el coche y me rozo mis labios con su pulgar de una manera tan erótica.

            -¡Señorita Ruiz! -Escucho una voz a lo lejos que me hace regresar de golpe a la realidad.

            -Lo siento Señora Torres, ¿En qué puedo ayudarla? – La miro sin más esperando a que se apiade de mí, porque menuda semana que llevo.

            - Deje de hacer lo que esté haciendo y lleve estos informes enseguida a esta dirección. Espero que sepa hacerlo y que lleguen cuanto antes al Señor Harris.

            -Se los entregare en su mano yo misma Señora Torres.
            Salgo de las oficinas y me dirijo al ascensor para que me lleve hasta el parking en el que tengo mi coche aparcado, una vez dentro dejo lo que intuyo que deben ser los informes para él manda más. Cuando voy a poner las llaves en el contacto me doy cuenta que me tiemblan las manos. Estoy nerviosa, a la vez feliz de volver a verle aunque sea para entregar el informe, respiro hondo y una vez más tranquila pongo el coche en marcha y me dirijo a la dirección que es de uno de los hoteles más caros de la ciudad. Cuando llego veo un lugar donde puedo dejar mi coche sin que al salir me lleve el susto de que se me hayan llevo mi coche, solo eso me faltaría con la semana que llevo. Me bajo del coche y me dirijo a la entrada del hotel, cuando entro miro y veo la recepción y me dirijo hacia ella.

            -Buenos días señorita, traigo una documentación muy importante para el Señor Harris.

-Me podría facilitar su documentación, es por seguridad del hotel ya que tenemos unas normas que debemos seguir.

- Aquí tiene mi documentación. –Veo que la mira y anota lo que debe de ser mi nombre y apellidos y el documento de identidad en el ordenador. Coge el teléfono y llama.

- Por favor la están esperando en la habitación 533. –Me devuelve mi documentación y me dirijo al ascensor. Subo hasta la planta quita y me dirijo a la habitación que me han indicado en recepción.

-Estoy temblando mientras subo en el ascensor, ese hombre me gusta más de lo que creía y me asusta. Toco a la puerta, escucho como alguien se acerca con paso firme, cuando abre la puerta esta guapísimo. Ambos nos miramos, le entrego lo que me han dado para el pero cuando nuestras manos se tocan ambos damos riendas sueltas.

-Antes de llegar al dormitorio ambos casi no ya no llevamos ropa, pero la poca que nos queda ya no está estamos en la cama mirando sabiendo que esto será algo pasajero o eso pienso yo. Nos entregamos a la pasión, dos cuerpos en uno y solo queremos más.

-El me mira con ojos tiernos, me besa y me hace una pregunta

-Elena sabes que tengo que irme mañana, soy cociente de que tienes una vida aquí, pero quiero que te vengas conmigo, trabajaras en mi empresa pero sobre todo demostrarte que volverás a creer en el amor.
-¿Cómo sabes de que no creo en el amor?- le pregunto enfurecida.

-Porque ese chico de hace ya quince años era yo Elena, el que te rompió el corazón, ilusiones, recuerdas como tu lo llamabas “Mi caja de los sueños”.

- ¿¡Matt!? – le grito mientras salgo de la cama, busco mi ropa y me visto lo más rápido que puedo, pero sin más me paro en seco, dándome cuenta que estoy escapando otra vez. Ya no soy esa joven ingenua así que me giro, me doy cuenta que Matt está sentado en la cama con las manos en la cara, por lo que le digo sin más
-Eres culpable de que te amará, pero estoy cansada de huir, la vida es una y quiero vivir. Me acerco lentamente a él y le pregunto:

-¿Qué necesito llevar?- le digo de forma picara.


-Pues solo a mí.- me dice riéndonos los dos.



           Fin.

      






17 comentarios:

  1. y luego ¿qué? No me puedes dejar así ¿Qué pasó? Mujer te voy a matar, que lo sepas.
    Un bes❤️
    m&b

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    1. ¡Sabía yo que había evolución! jajajajajajajajaja Un bes❤️

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    2. Hola, soy Theresa Williams. Después de estar en relación con Anderson durante años, él rompió conmigo, hice todo lo posible por recuperarlo, pero todo fue en vano, lo quería tanto por el amor que tengo por él. Le rogué con todo, hice promesas pero él se negó. Le expliqué mi problema a mi amiga y ella me sugirió que prefiriera contactar a un lanzador de hechizos que podría ayudarme a hacerlo, pero soy del tipo que nunca creyó en el hechizo. No tuve más remedio que intentarlo. Envié al lanzador de hechizos, y él me dijo que no había ningún problema de que todo estará bien antes de tres días, que mi ex volverá a recibirme antes de tres días, lanzó el hechizo y, sorprendentemente, en el segundo día, fue alrededor de las 4 pm. Mi ex me llamó, estaba tan sorprendido, respondí a la llamada y todo lo que dijo fue que lamentaba tanto lo que había sucedido que quería que volviera con él, que me quiere tanto. Estaba tan feliz y fui a verlo así fue como empezamos a vivir juntos felices nuevamente. Desde entonces, he prometido que cualquier persona que conozco que tenga un problema de relación, sería de gran ayuda para esa persona al referirla al único hechicero real y poderoso que me ayudó con mi propio problema. Su correo electrónico: {drogunduspellcaster@gmail.com} puede enviarle un correo electrónico si necesita ayuda en su relación o en cualquier otro caso.
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  2. Jajajajajajajaja, dioses, ¿cómo puedes dejar así un relato? Queremos saber más. XD
    Besos preciosa. ♥

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  3. Hola guapa^^ em ¿ y esta maravilla? me ha encantado de principio a fin y necesito saber más! un besito
    M&B

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  4. Hola!
    Sinceramente la historia no esta mal pero la trama entre Elena y Harris no me ha gustado nada aparte de que la veo subrealista y el final no he entendido que ha pasado es como que has comtsdo un dato importante en dos frases y lo has dado por finalizado, yo hubiera indagado más y alargado la historia explicandolo más. Aún asi no sigas de escribir.
    Un saludo. M&B

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  5. Hola :) Ay, quiero saber más!
    Escribe más relatos así, me gustan bastante.
    Un besito.
    m&b

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  6. Hola!!! Madre mía!!! Me has dejado alucinada!! Pa cuándo más?!?! M&B

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  7. Hola!!
    Me encanta que te hayas situado en nuestra isla para este relato, y que su vivienda hubiera sido en mi ciudad si cabe todavia más, me sacaste una sonrisa. Me gusta esas reflexiones de ella en su mente, pero el romance entre Elena y Harris, me hice un lío con ellos, y más con ese final tan abrupto, así y todo me sorprendiste para bien con este relato eh
    Un besito
    M&B
    Te lo comparto en redes 
    Otro Romance Más

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  8. ¡Hola, Delia! Ahora mismo no caigo en si sabía que escribías relatos... Pero escribes muy bien :)
    ¡Besos desde Tiempo Libro! M&B

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  9. Hola, hola!!

    Aunque la historia es precipitada y va a toda leche... Cómo la dejas así??? Queremos saber más!!!

    Un besote!!
    M&B

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  10. ¡Hola Delia!
    No tenía ni idea de que escribías relatos, y tras leer este me he quedado con muchísimas ganas de leerte de nuevo *_* ¡Mil gracias por compartirlo con nosotros!
    ¡Besos!
    M&B

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  11. Hello Bella!!
    Ya lo sabes, sigue así!! Y cada día crecerás más!!
    Nos leemos
    Noa en el baúl de los sueños
    M&B

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  12. Hola!,
    No tenia ni idea de que se te daba tan bien los relatos... Me ha gustado mucho jeje.

    Un saludo
    M&B

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  13. Hola!
    Vaya! No me esperaba ese final, me ha gustado
    Un abrazo
    M&B

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  14. ¡Hola preciosa!
    Estoy segura que si hicieras un libro de esto, aunque sea cortito, yo lo leería. Ha sido genial. Me ha encantado el relato. Es cierto que quedan unas cosillas por pulir, pero imagino que es como pasar un escrito a limpio. ¡Y quiero saber que va a pasar! Tal vez deberías contar lo que pasó hace tiempo entre ellos como un prólogo, o quizás, como cuando pones "Hace ... años". EOS jaja. Espero que sigas escribiendo así de guay.
    Gracias por el buen rato.
    Un beso.
    M&B

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